sábado, 27 de agosto de 2011

De vuelta a casa


Madrugón que te crió: tenemos que estar en el aeropuerto a las 05:00, así que nos levantamos a las 04:00. Por cierto, fuimos previsores y escogimos este hotel porque quedaba cerca del aeropuerto, y además tenía transporte propio de hotel/aeropuerto cada 15 minutos.
El comedor abre a las 06:00 para servir el desayuno, así que cuando bajamos y vemos que lo están preparando, se nos hace la boca agua. Pedimos permiso para coger un café para los grandes y una muffin para los peques y nos dicen que no problema, que cojamos lo que queramos; ¡lo que queramos! ¿os imagináis? Los ocho arrasan de nuevo…
Llegamos a la terminal del aeropuerto de Vancouver, donde una agradable chica en el chek-in nos proporciona 7 asientos totalmente separados unos de otros para el vuelo de Toronto a Barcelona, y además, uno sin asignar para el vuelo de Vancouver a Toronto. Después de arreglar un poco este “gazapo”, nos dirigimos a la puerta de embarque. Más problemas: allí nos informan que hay overbooking en el vuelo de Vancouver a Toronto, y que van a fletar otro avión (en el que sí podríamos viajar losOcho con asientos juntos). Optamos por tomar el primer vuelo, ya que no podemos aventurarnos a perder la conexión con el vuelo de Toronto a Barcelona, así que viajamos los 8 aunque sea en asientos separados.
Al llegar a Toronto chequeamos el vuelo que nos traerá de vuelta a Barcelona y, como está “on time” tenemos el tiempo justo para comer. Parece que el huracán Irene no ha de afectarnos. Antes solucionamos el problema de la orca de peluche del integrante más pequeño de losOcho, que había quedado colgada sobre un letrero suspendido del techo, tras ir lanzándola hacia arriba por todo el aeropuerto (y ya estaba advertido de que algo así le podría pasar, si seguía tirando el peluche hacia arriba…)
Llega la hora del embarque y ¡sorpresa! hay un poco de retraso. Nada especial. Con un poquito de retraso, embarcamos de vuelta a casa donde llegamos a las 08:30 del día 28 de agosto de 2011. Viaje largo y pesado (¿o será que se nos han acabado las vacaciones….?).

viernes, 26 de agosto de 2011

Último día en Vancouver


 Nos levantamos y atacamos el comedor (para variar).

Como somos unos expertos ya con el transporte público, cogemos el Sky Train y el autobús para irnos hoy hasta la “Granville Island”. Aunque se llama isla, es una pequeña península, de panoramas ribereños, con galerías de arte, tiendas de artesanía, teatros callejeros y un concurrido mercado popular donde se mezclan las tiendas de artesanía, ropa y comida (incluido el chorizo español, el queso de Valdeón, el manchego y algún que otro vino de nuestras cepas españolas). Como mandan los santos cánones, compramos comida preparada en este mercado y nos sentamos en las escaleras del puerto a disfrutar de las vistas que tenemos mientras llenamos el estómago. El contraste de  las casas pequeñas y mercados populares de la orilla donde estamos, frente a los edificios altísimos de cristal que tenemos al otro lado del río, es alucinante.
Antes de abandonar “Granville Island”, hacemos parada en la Post Office, para enviar unas postales y también una carta para Pancho (le mandamos nuestros pases anuales de los parques de Canadá, es más que probable que nosotros no los vamos a necesitar, y seguro el podrá hacer buen uso de ellos…).
Salimos de la isla en dirección a la zona de Gastown, donde habíamos visto el primer día varias tiendas de recuerdos, y hoy toca dedicar la tarde a comprar algún que otro recuerdo (vamos, que no nos queda más tiempo, el viaje está a punto de terminar…).
Tenemos que irnos pronto al hotel, para hacer las maletas, así que decidimos adelantar hoy la hora de la cena (vamos, que hoy cenamos a la misma hora que todos los canadienses). Nos metemos en un restaurante muy cool de esta zona de Gastown, en la terraza,  donde nos comemos unas pizzas y unas ensaladas (pizzas un poco picantes, especialmente las de los niños), regadas con  buenas jarras de cerveza canadiense, refrescos y aguas.
De regreso al hotel nos sentamos en primera fila del Sky Train (que por cierto, es un tren eléctrico que no lleva conductor, y que tiene una gran ventana delantera a través de la cual se ve todo el recorrido por los túneles y el exterior). Dos de losOcho, el más pequeño y uno de los más grandes, simulan que el trayecto del tren hasta el hotel es una atracción tipo montaña rusa, levantando los brazos en cada salida, cada curva, cada parada, y pidiendo  “otra, otra….” cada vez que el tren paraba en las estaciones. No pasan desapercibidos por el resto de pasajeros del vagón, que por lo que parece disfrutan del espectáculo ofrecido.
Después de bajar de esta nueva atracción de Vancouver, llegamos al hotel y oohhhhhhhhhhh!  Hay que ponerse a hacer las maletas para el viaje de regreso.

jueves, 25 de agosto de 2011

Día en Vancouver

 ¡Amanecemos en Vancouver después de una noche de lo más estupenda en estas camas! (acostumbrados a la reducida superficie de las autocaravanas, disfrutamos ahora de todo lo que sea más espacio vital).  Hemos bajado  al restaurante del hotel para ver qué tal el desayuno. Como era de esperar, ¡nos hemos puesto las botas!, así que toca bajar la comilona mañanera.

Nos hemos ido en bus al “Stanley Park” que, con sus más de 1.000 acres, ha sido nombrado como uno de los mejores 10 espacios públicos del mundo. Hemos alquilado unas bicis y unos tándems pensando que sería divertido recorrer este inmenso parque  sobre ruedas. La vuelta recorriendo el perímetro del parque ha durado un par de horas,  muy entretenidas visitando los tótems, los faros, las playas y el lago.
Más tarde nos trasladamos hasta la estación terminal de “Waterfront”, para coger el “Sea Bus”, un ferry que nos lleva a North Vancouver. Aprovechamos la espera del ferry para comer, en plan americano (fast food sentados en un parque). Ya en North Vancouver  hemos pasado la tarde visitando el “Puente colgante de madera de Capilano”,  que, con sus 137m de largo y sus 70m de alto, proporciona una sensación bastante temblorosa al cruzarlo. Hemos completado el recorrido a través de unas pasarelas que hay entre los troncos de los árboles, consiguiendo, en cada uno de las zonas a visitar, unos sellos como si de una gincana se tratara. Al final del recorrido, hemos entregado nuestro plano con todos los sellos conseguidos, y nos han dado nuestro diploma de “I made it” (vamos, ¡lo conseguí!). El parque está muy cuidado. El puente impresiona un poco. La entrada es demasiado cara.
De vuelta a la estación del “Sea Bus” en North Vancouver, y antes de cruzar con el ferry, hemos cenado en un italiano (donde, por cierto, la camarera nos echó un cable con su castellano para traducir los ingredientes). Un restaurante muy acogedor, y un poco caro. Ya con el estómago lleno, hemos tomado el ferry que atraviesa  “Burrard Inlet” (la manga de agua que separa el Donwtown de North Vancouver), disfrutando de la vistas del puerto iluminado de Vancouver.
Ya no hay tiempo para más, así que nos vamos al hotel. Mañana toca más Vancouver…

miércoles, 24 de agosto de 2011

De Victoria a Vancouver

Hoy volvemos a Vancouver, desde donde salimos hace ya más de dos semanas, cerrando de esta forma este recorrido que hemos realizado por el oeste de Canadá. Después del desayuno y de hacer el reportaje de fotos de nuestro último día con las caravanas, nos hemos ido a tomar el ferry. Tras una hora y media navegando entre aguas canadienses y estadounidenses, ¡hemos llegado a Vancouver!
Primera parada en el centro de caravanas, para devolverlas. Tiempo para recoger las maletas, papeleo de recepción, chequeo del estado, etc.. Nos regalan como recuerdo la manta que cubría una de las camas de la caravana, y un bolso bandolera, todos con el logotipo de la empresa. Por último nos subimos al autobús que ha de llevarnos al hotel, diciendo adiós con mucha pena a las caravanas, que han sido nuestras casas estos últimos 16 días.
Llegamos al hotel donde tenemos habitación reservada para los próximos tres días, y se nos empieza a pasar la tristeza de haber dejado atrás las caravanas: ¡hay unas camas enormes, con buenos colchones y almohadas,  y una ducha espaciosa! Después de instalarnos en una habitación (la otra aún no estaba lista), nos hemos ido a pasear por Vancouver.

Para empezar a ver Vancouver, nada mejor que hacerlo desde lo más alto, desde el “Top of Vancouver”, una torre mirador con una panorámica de 360o, con 177m de altura y un ascensor exterior rapidísimo.
Al bajar hemos atravesando el Barrio de “Gastown”, la parte más antigua de la ciudad, donde hay un reloj que funciona a vapor (marca las horas con una melodía, que produce expulsando vapor por unas chimeneas que tiene en la parte superior).
Hemos continuado pasando también por el barrio de “Chinatown”, donde vive una de las mayores comunidades chinas de América, pasando a través de la puerta que indica la entrada en este barrio. Hemos paseado por el “Jardín Chino del Dr. Sun Yat-Sen”, el primer auténtico y clásico jardín chino construido fuera de China. No hemos estado mucho más tiempo en este barrio, ya que atravesamos por unas calles donde se respiraba un ambiente poco agradable, poco sano y con mucho vicio…
Después nos íbamos a ir a visitar la zona del “Science World”, donde se hizo la Expo’86, pero estaba cerrado por obras, así que hemos continuado paseando por el “BC Place Stadium” (el estadio del equipo de futbol americano) y por el Rogers Arena (el estadio del equipo de Hoquey) hasta llegar al centro, a “Downtown”, para buscar restaurante para la cena. Hemos tenido un malentendido, y no nos devolvían el cambio, creyendo que lo dejábamos como una muy generosa propina. Después de aclararlo todo, y reclamar el cambio, hemos dejado la propina que nosotros hemos creído correcta.
Ya ha se hecho de noche, y hemos decidido volver a subir a la torre de esta mañana, para poder disfrutar de las panorámicas de la ciudad ahora iluminada.
¡Toca dormir que mañana nos espera otra buena caminata!

martes, 23 de agosto de 2011

Día en Victoria


Después de tanta montaña y tanta naturaleza salvaje llegamos a la civilización, aunque esto no deja de sorprendernos: ¡nos hemos topado con dos cervatillos en la carretera!


Hemos pasado la mañana en Victoria; lo primero que hemos visitado ha sido el Parlamento que, por cierto, era gratis y tenía folletos informativos en castellano. En la cúpula superior hay una estatua bañada en oro del capitán George Vancouver.



Más tarde hemos hecho la ruta típica por la calle principal, donde algunos han tomado un helado y hemos hecho algunas compras. La mejor tienda ha hecho que se nos hiciera la boca agua: una chocolatería con verdaderas obras de arte para nuestro paladar (suponemos, no las hemos probado).




Después de visitar el Downtown, “useasé”, el centro de la ciudad, hemos hecho un tour por todo el litoral y hemos vuelto al camping ya que hoy toca poner lavadoras, hacer maletas y limpiar las “motorhomes” porque mañana madrugamos para coger el ferry que nos lleva de vuelta a Vancouver, donde devolveremos las que han sido nuestras compañeras de viaje (hogar dulce hogar) durante estos 16 días.

Preparamos la cena haciendo limpieza de todos los víveres que quedan por liquidar para disfrutar de la última cena en caravanas (qué pena).

lunes, 22 de agosto de 2011

De Tofino a Victoria


Hoy nos hemos permitido el lujo de levantarnos una horita más tarde de lo habitual después de haber dormido con hilo musical, ya que ha llovido toda la noche y oíamos caer las gotas de agua en las caravanas.
Después del rutinario y rico desayuno, nos hemos puesto en marcha. 

Hoy llegaremos a Victoria, donde pasaremos los dos últimos días antes de regresar a Vancouver para terminar nuestra aventura.

Por el camino nos hemos topado con un inconveniente que nos ha hecho ralentizar los tiempos un pelín: accidente en la carretera. Hemos visto una hilera de coches, camiones, motos y caravanas parados y, gracias a la radio de un camionero (siempre informados de todo) nos hemos enterado que había nada más y nada menos que 15km de retención, lo que se traduce a 4 horas con los motores apagados (algo sin importancia si no fuera porque es la única carretera que comunica Tofino con Victoria).

Cuando hemos dejado atrás semejante atasco (¡por fin libres!) hemos parado a comer en el parking de una tienda de donde, obviamente, nos ha echado un hombre corpulento diciendo que aquello era privado (con suerte, ha sido cuando ya habíamos terminado).

Por la tarde hemos parado en un pueblo llamado Duncan sobre las 5 y, como los comercios cierran a las 4, parecía un pueblo fantasma. En esta localidad existe en la calle una exposición permanente de tótems; hemos hecho el tour siguiendo las huellas amarillas del suelo haciendo las correspondientes fotos y, después de hacer nuestros propios tótems humanos (siempre dando la nota), hemos seguido la ruta hasta llegar al camping de Victoria, la capital de la isla de Vancouver.



Cena, un ratito de internet (que a veces también se agradece) ¡y a la cama!

domingo, 21 de agosto de 2011

Día en Tofino, y avistamiento de ballenas


Tenemos reservada hora a las 9:30h para salir en lancha tipo zodiac por el Pacífico, a ver si podemos ver ballenas. En cuanto llegamos nos disfrazamos de marinos / pescadores Pescanova, con un traje que nos mantenía calentitos (pero un poco sucio, la verdad), y a la mar. Hay una bruma espesa, y al salir a mar abierto hay poca visibilidad. Nuestro capitán del barco nos indica que miremos hacia los lados para ver si vemos las ballenas, o si las olemos. Hoy hemos aprendido que las ballenas huelen, y bastante mal, por cierto (olor parecido al pescado podrido).  Finalmente parece que la bruma se abre un poco, y… sí, las encontramos. Hay bastantes ballenas grises. Vemos como van subiendo a respirar. Nos mantenemos con el barco parado, bastante cerca de ellas. Nuestro capitán ve a lo lejos unas ballenas negras dando saltos, y …. Let’s go. Salimos rápidamente a ver si podemos verlas más de cerca. Cuando llegamos aún siguen saltando. Son dos ballenas que al poco de llegar deciden marcharse mar adentro. Misión cumplida, hemos visto ballenas grises y saltar a las ballenas negras, en el Pacífico. De vuelta al muelle, nuestro capitán nos acerca a un islote donde hay leones marinos. Después de verlos tomar el sol sobre la roca, y tomar algunas fotos, nos vamos ya al puerto.




No podemos estar delante del océano Pacífico y no probar sus aguas, así que toalla y bañador puesto, y a la playa. Entramos en una playa que está llena de surfistas, equipados todos con trajes de neopreno. Al meter los pies en el agua se nos quitan las ganas de bañarnos, pero haciendo un gran esfuerzo conseguimos meter casi todo el cuerpo en el agua. Los surfistas nos miran con cara de incredulidad, y nos dicen si estamos locos. El agua está realmente muy fría. Una vez que ya nos hemos hecho la foto, recogemos los bártulos, y nos vamos a visitar el parque del Pacífic Rim.

Entramos en el recorrido de Schonner Cove, una pasarela de madera que va atravesando un bosque espeso, y que nos conduce a una playa. El recorrido es espectacular, y la llegada a la playa un premio. Nos quedamos un rato en la playa, haciendo el indio, y volvemos a la caravana, que está empezando a llover.




Nos dirigimos ahora a Ucluelet, y no para de llover. De repente, un oso se nos cruza por delante, de un lado al otro de la carretera, rápidamente, anda un poco por el arcén, y finalmente se adentra en el bosque. Este es ya nuestro séptimo oso, aunque ha ido tan rápido que no le hemos podido sacar ninguna foto. Cuando llegamos la lluvia ya es muy intensa, y no nos deja salir de las autocaravanas. Es tarde, así que decidimos volver al camping en Tofino.






sábado, 20 de agosto de 2011

De Whistler a Tofino

Hoy cruzamos a la isla de Vancouver. Como tenemos ferry a las 10:00h, y hay que llegar con una hora de antelación al muelle, y además estamos a unos 120Km del puerto, nos toca un gran madrugón! Nos marchamos del camping cuando todos los demás duermen, a las 7 de la mañana. Como regalo de despedida vemos otro oso (y ya llevamos 6). Estábamos a punto de salir, cuando un oso negro pasó por delante nuestro, sin importarle nuestra presencia. Había atravesado el camping, paró delante de las papeleras, no encontró nada, y se marchó...
Emprendemos la ruta hasta el ferry,  llegando bien de tiempo (habíamos sido prudentes estimando cuanto tardaríamos en llegar, vistas las carreteras por las que nos tocó circular ayer). Desayunamos en la fila de embarque, tal y como teníamos previsto, y después subimos al barco...
El trayecto en ferry desde Horseshoe Bay hasta Nanaimo es de 1:40h. Nada más aparcar dentro del ferry, subimos a la cubierta para ver el paisaje y si se tercian, orcas. Cruzamos por una zona donde es posible verlas, pero un conductor de autobús de origen mexicano nos desanima: lleva más de 7 años haciendo este trayecto casi a diario y las ha podido ver muy poquitas veces. Al final resulta que no vemos orcas, pero las vistas desde el barco recompensan el pasarnos todo el viaje en la cubierta, con fuerte viento y de pié.
 
 
Llegamos a Nanaimo, bajamos del ferry, y tomamos la carretera en dirección a Tofino. Paramos a visitar la reserva de cedros gigantes de Cathedral Grove, justo antes de llegar a Port Alberni. Es un recorrido por el interior de un bosque con una espesa vegetación, en la que destacan los casi milenarios cedros, altísimos y con diámetros de tronco espectaculares.


 























Seguimos hacia Tofino, que aún nos quedan algunos kilómetros. Atravesamos el parque nacional de Pacific Rim (ya lo visitaremos mañana) y nos vamos directos al camping. Como la parcela esta junto a la playa, una vez aparcadas y conectadas las caravanas, nos acercamos a la orilla. Dicen que la puesta de sol en esta zona es admirable, pero está nublado; así que otra vez será. Con el océano Pacífico a un lado y con los bosques en la misma línea de playa por el otro, algunos de nosotros se deciden a meter los pies en el agua (es ya tarde para algo más). Juegos en la playa hasta que anochece, y a cenar, que mañana será otro día

viernes, 19 de agosto de 2011

De Green Lake a Whistler


Por la mañana, después de desayunar, nos damos una vuelta por el camping para poder ver el Green Lake. Como hay un parque infantil justo al lado del agua, algunos de losOcho pasan del lago y se van directamente a jugar. Finalmente son todos los que entran al parque a jugar.

Nos vamos ya hacia Whistler, que son unos cuantos kilómetros, y paramos en el pueblo de Clinton, típicamente norteamericano (vamos, de las pelis del far west). Tiene su iglesia, sus casitas con porche, su motel de carretera, su tienda de antigüedades (con todo tipo de artilugios del pasado oeste americano).




Seguimos nuestro camino, y paramos a comer justo al lado del rio Fraser. Desde donde comemos podemos observar como hay junto al rio diferentes cobertizos. Seguramente son de los modernos buscadores de oro, ya que este rio fue famoso por la fiebre del oro, que atrajo a muchos a probar fortuna.

Durante el camino hacia Whistler paramos en el lago Seton y el lago Duffey, y continuamos por una carretera que se las trae, con pendientes del 13%, y con tramos muy largos en obras. Subir las pendientes con las caravanas nos cuesta mucho (estos trastos andan poco), pero bajarlas también es difícil, aunque van equipadas con freno eléctrico.

Finalmente llegamos a Whistler, que fue sede en el 2010 de los juegos olímpicos y paraolímpicos de inviernos, y nos damos un paseo por el pueblo. En resumen: un pueblo muy “cuco”, se ve gente bastante “cool”, muchos comercios, apartamentos, etc.. Vamos, es un pueblo dedicado a las estaciones de esquí que hay alrededor.

Ya por último, recogemos y nos vamos pronto a dormir. Mañana tenemos ferry a primerísima hora de la mañana, por lo que nos tendremos que dar un supermadrugón.





jueves, 18 de agosto de 2011

De Wells Gray a Green Lake

Hoy hacemos una segunda parada técnica de lavado de ropa, aprovechando que el camping tiene zona de lavado y secado (nos adelantamos y le quitamos la lavadora a la señora del camping, que le vamos a hacer…).

Después salimos a visitar el parque provincial de Wells Gray, y paramos a ver la cascada de Helmcken. Una gran caída de agua en una gran cueva, de formación volcánica, como todas las que después veremos.

Siguiente parada en la cascada Dawson, una caída de todo el caudal del rio, según las explicaciones es la Little Niágara. Mucho agua, mucho ruido, y una nube de polvo de agua que llega a mojar.

Finalmente visitamos la cascada Spahats, otro gran salto de agua, para salir finalmente del parque y emprender la ruta hasta Green Lake.

Hacemos parada en el pueblo de Clearwater, en la casa del visitante, donde podemos conectarnos a internet y así actualizar el blog (y enviar algún que otro e.mail). Como estamos un poquito de rato, aprovechamos para comer en la zona de pic-nic.

Nos vamos hacia Green Lake, que nos quedan algunos kilómetros que hacer….